La educación atlética ejerce, por lo menos, idéntica acción sobre la moral que sobre lo físico... y si por un lado desarrolla los músculos, también forma el carácter y la voluntad; en una palabra: produce hombres. La indespensable necesidad de la cultura física y la cultura del carácter, no excluye la formación de la inteligencia ni de la sensibilidad. Se trata de un todo armonioso (Pierre de Coubertin, 1889)